Que no entre a tu casa ni la sombra de Grey

En
las últimas semanas, todos han tenido algo que decir acerca de “50 sombras de
Grey” desde todos los puntos de vista: fotografía, música, actuación, tema,
moralidad, etc.
Yo
estudié Comunicación y cuando veo una película, me gusta sobre todo fijarme en
la narrativa. Me encanta. Pero desde que soy mamá, también pienso: ¿dejaría que
mi hija vea esto? –lo cual también aplica a los libros–.
Más
allá de lo que uno pueda sacar de la historia –confieso que no la he visto, no
me provoca, pero sí he leído lo suficiente como para animarme a escribir esto–,
que si el hombre era un desgraciado, que los problemas psicológicos de ambos,
que la historia de amor un tanto gore
o la libertad de aceptar que te maltraten, creo que nuestra nueva chamba de educadores por siempre #Atlas exige que
empecemos a fijarnos en lo que “yo papá” o “yo mamá” rescato de todo lo que
vivo o experimento, para la educación de mis hijos.
Obviamente,
si tengo que “rescatar”, tengo que ubicarme en algo de valor. Tampoco se trata
de leer todo el día las Fábulas de Esopo, pero si con las justas puedo dedicar
algunas horas a jugar con mis cachorros, ¿le voy a regalar 2 horas de mi
valioso tiempo a algo que ya sé de qué va? (espero que no por experiencia
propia).
Ok,
“es que todo el mundo habla de ello y tengo que estar enterada por si mi hijo
me pregunta”. Googlea, hay páginas que te lo cuentan todo sin que tengas que
ver macheteos sadomasoquistas.
Y
“es que además me gusta ese tipo de lectura”. Pienso que hay otras mucho más
agradables, ya que las cositas que “esos libros” te provocan es mejor que no
salgan de la intimidad con tu pareja, porque es algo solo de ustedes. No metas
a los autores en tu cama. De la hermosa experiencia que vivas con tu marido o
tu esposa, saldrán esas palabras mágicas que usaremos la primera vez que
hablemos de sexo con nuestros hijos.
Finalmente,
“mis hijos tienen que verlo todo para conocer el mundo”. No te arriesgues.
Quién sabe si lo que querías presentar como modelo de “no hacer”, termina
siendo un referente positivo. Además, ya los peques están tan expuestos a todo,
que lo único y más importante que les queda por ver, y que prioritariamente
necesitan, es nuestro ejemplo de vida sana. Así, aunque por desgracia un día vean
una de estas sonseras, recordarán que papá respeta a mamá y que el valor del
sexo es igual al del amor, la vida y la familia.